El método más seguro para impedir las revoluciones es evitar las causas. (Francis Bacon)
Más que conocido es, para cualquier persona, el proceso que experimentan las orugas que luego se transforman en mariposas. Dicho cambio suele denominarse metamorfosis. Con frecuencia se encontrarán alusiones a este término en diferentes contextos. Uno de los más comunes es en el que se habla sobre el cambio que experimentamos los seres humanos en un momento determinado de nuestras vidas en el que adoptamos una actitud diferente hacia la realidad que nos circunda y hay una mudanza de valores que marca un nuevo comienzo, la llegada a un punto sin retorno desde el que la interpretación de los eventos se vuelve otra, un antes y un despúes, un nuevo amanecer.
Sin embargo, el uso de este vocablo muchas veces no respeta el sentido original de la palabra, es decir, su etimología. Metamorfosis es una palabra compuesta de origen griego que significa literalmente transformación o cambio de forma (meta = más allá + morfe = forma + osis = cambio). Se empieza a utilizar a partir del siglo XV para aplicarse a cambios biológicos observados en diferentes tipos de seres vivos. Su origen se encuentra, por tanto, ligado no tanto al cambio interno de algo (esencial), sino más bien a la modificación externa (formal) de algo.
Bajo esta definición podríamos hablar de un bebé, un niño, un jóven, un adulto, y un anciano, como diferentes etapas de una misma metamorfosis que sufre el ser humano a lo largo de su breve odisea sobre este mundo. Pero usamos el vocablo para expresar un cambio de actitud o de comportamiento, añadiendo un matiz artificial al término y haciendo de este agregado transgénico el ingrediente principal de nuestra receta "casera y natural", pretendiendo que el resultado sea un alimento sano.

