miércoles, 11 de mayo de 2011

Capítulo 1 - Metamorfosis vs. Metanoia

El método más seguro para impedir las revoluciones es evitar las causas. (Francis Bacon)
Más que conocido es, para cualquier persona, el proceso que experimentan las orugas que luego se transforman en mariposas. Dicho cambio suele denominarse metamorfosis. Con frecuencia se encontrarán alusiones a este término en diferentes contextos. Uno de los más comunes es en el que se habla sobre el cambio que experimentamos los seres humanos en un momento determinado de nuestras vidas en el que adoptamos una actitud diferente hacia la realidad que nos circunda y hay una mudanza de valores que marca un nuevo comienzo, la llegada a un punto sin retorno desde el que la interpretación de los eventos se vuelve otra, un antes y un despúes, un nuevo amanecer.

Metamorfosis de una rana.
Sin embargo, el uso de este vocablo muchas veces no respeta el sentido original de la palabra, es decir, su etimología. Metamorfosis es una palabra compuesta de origen griego que significa literalmente transformación o cambio de forma (meta = más allá + morfe = forma + osis = cambio). Se empieza a utilizar a partir del siglo XV para aplicarse a cambios biológicos observados en diferentes tipos de seres vivos. Su origen se encuentra, por tanto, ligado no tanto al cambio interno de algo (esencial), sino más bien a la modificación externa (formal) de algo.

Bajo esta definición podríamos hablar de un bebé, un niño, un jóven, un adulto, y un anciano, como diferentes etapas de una misma metamorfosis que sufre el ser humano a lo largo de su breve odisea sobre este mundo. Pero usamos el vocablo para expresar un cambio de actitud o de comportamiento, añadiendo un matiz artificial al término y haciendo de este agregado transgénico el ingrediente principal de nuestra receta "casera y natural", pretendiendo que el resultado sea un alimento sano.

viernes, 6 de mayo de 2011

¿Opinión Propia?

Rodeados de un sistema que ha ido evolucionando de generación en generación, mezcla del legado de un pasado que muchas veces desconocemos con la insatisfacción de un presente inestable más la incertidumbre de un futuro no muy alentador, tenemos a diario un conflicto del cuál es difícil salir airosos y, evidentemente imposible, ilesos: la lucha por tener una idea, una convicción moral, y opinión propias.

Nos han enseñado pensamientos dignos de las mentes más brillantes que han surgido de esto que llamamos civilización, pero no nos han enseñado a pensar. Nuestras bibliotecas rebosan de escritos magistrales de los que, se ha estimado, han sido dignos de perdurar a través de los años, décadas y siglos. Pero ¿qué es realmente lo que hemos aprendido?

Seguimos teniendo los problemas que han caracterizado al ser humano desde su origen. La violencia, el sufrimiento, la desigualdad social, el hambre, la intolerancia, y el poder implacable de la muerte son sólo algunos ejemplos de aquellos elementos que forman parte del día a día de lo que entendemos por "vivir".

Puede que estemos en una era de información, pero la deshumanización de la identidad personal sustituida por la "contabilidad humana" y la tergiversación de la belleza son nuestro pan cotidiano. Puede ser que con unos cuantos click's accedamos a miles de datos (con más o menos capacidad de ser objetos de credibilidad), pero cada uno vive ajeno a la realidad que afronta el que está su lado, sea bajo el mismo techo o sea detrás de la puerta de enfrente.

"Progreso" a evidencia de tan innumerables pruebas de una crisis que afectando ya más que nuestros bolsillos, a saber, que amenaza de forma inmisericorde todos nuestros esfuerzos por construir e integrar una realidad relacional aceptable, parece una palabra carente de significado y un término patéticamente falso para definir el estado de nuestro entorno. Y poner nuestra esperanza en cualquier cosa que pertenezca a la esfera terrestre es semejante a colocar nuestra mejor vajilla, con la esperanza de disfrutar de un apetitoso banquete, sobre la mesa de una casa que se está incendiando.

Sin embargo, si hay algo, si hay Alguien que, desde fuera de la mansión en llamas que habitualmente con tanto afán decoramos, puede abrirnos la puerta a una existencia nueva y desvinculada de la imperfección que describe la nuestra; si eso es cierto, y esa existencia incluso sobrepasa las limitaciones que el cese de nuestros latidos nos impone, más allá de la escasez de nuestros medios; si eso es "la Verdad", y sólo si eso es real y eterno, en ese único caso, entonces queda todavía una esperanza objetiva.

Y tú ¿cómo te sostienes? ¿dónde, en qué, y en quién encuentras tu esperanza y pones tu confianza?